EL LABERINTO OCRE, un fotolibro de la MINA (DE OCRE) DEL TIO XIMO en Serra Gelada de Benidorm (Alicante)
Portada EL LABERINTO OCRE |
Esta obra no solo es imagen gráfica, también relata la realidad desgarradora de una minería artesanal donde una simple azada construyó un verdadero laberinto de túneles, de los que más de mil metros están actualmente topografiados. Una excavación minera, conocida como la Mina del Tio Ximo, situada en el linde entre el Benidorm “turístificado” y la zona costera del Parc Natural de Serra Gelada. Esta mina se inició a finales del siglo XIX para buscar el entonces apreciado ocre amarillo, rojo y a veces pardo, dependiendo de la cantidad de hidróxido de hierro que contiene. Si entras en ella, aunque solo sea para acercarte a los restos de las vías de la vagoneta que por los túneles circulaba, saldrás con la piel amarillenta. Los mineros que en ella trabajaron, de quienes podremos leer algunas historias, conocieron demasiado bien los efectos nocivos del omnipresente polvo de ocre, que dañaría irreversiblemente sus pulmones.
Hoy, la vieja Mina del Tio Ximo, El Laberinto de Ocre, nos enseña otra realidad, la de unas gentes que, conducidas por la marginación social, están dejando otras huellas, bien distintas a las de los esforzados mineros. En los lugares más inesperados de las galerías de la mina nos sorprenden restos de toda índole, como arena para gatos; perchas de algún saturado almacén; o latas oxidadas junto a juguetes infantiles. Por fortuna, aún quedan rincones alejados de estas galerías, que siguen refugiando a colonias de murciélagos, los animales que de forma natural nos protegen de tantas plagas.
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Plano de situación |
Hemos dejado para el final contaros lo que veréis en este libro: una realidad histórica y actual, mostrada a través de las excelentes fotografías de Jaume Fuster, que logran conducirnos por la abandonada y llena de misterio, Mina del Tio Ximo. Sus imágenes saturadas de tonos rojizos nos impactarán contándonos los acontecimientos pasados y presentes y dejándonos la impronta del penetrante ocre.
Alberto Sendra y Loles Beltrán
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